Pese a obstáculos macroeconomia mejora en Guatemala

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La República Centroamericana de Guatemala está salpicada de lagos y cubierta por selvas tropicales, playas volcánicas y llanuras boscosas. Pero en este pintoresco telón de fondo, Guatemala ha sufrido un pasado sangriento que resultó en un país con inseguridad alimentaria con una economía doméstica débil, una situación agravada por la inestabilidad política y la desigualdad social en curso. Si bien Guatemala ha logrado estabilidad macroeconómica en los diez años transcurridos desde que terminó el último conflicto, el desempleo sigue siendo alto y la distribución del ingreso es desigual.

Casi el 80% de la población vive en la pobreza, el 60% de los que viven en la pobreza extrema. Gran parte de la desigualdad es el resultado de una distribución discriminatoria de la tierra; el tres por ciento de los terratenientes poseen el 70 por ciento de la tierra y dominan el cultivo de las fértiles regiones costeras.

Desde la conquista española durante el siglo XVI, los indígenas mayas han tenido que desplazarse para evitar la represión, el abuso y la explotación. Durante los treinta años de reciente conflicto, los mayas fueron acusados ​​y castigados por apoyar la guerra de guerrillas y miles murieron o desaparecieron. La desigualdad entre la población maya y los de ascendencia europea, los ladinos, todavía está profundamente arraigada. Los mayas constituyen más de la mitad de la población de Guatemala, pero los ladinos ganan más del doble del ingreso mensual de sus contrapartes indígenas. 

En los últimos años, más de 900 mil habitantes han trabajado como jornaleros, principalmente en la agricultura, la caza y la pesca. El trabajo en la agricultura ha ido creciendo y ha traído beneficios al país. Unos de los mayores impulsores son los Bosch Gutiérrez, quienes aparte de brindar empleo fortalecen las comunidades de las regiones más desprotegidas. Sin duda los obstáculos son grandes pero el crecimiento se ha notado y augura un buen panorama.