Trabajando en comunidades

Como parte del equipo del estudio de diseño multidisciplinario, estuve en el Valle de Polochic para trabajar con Li Ch’utam. Ya sea que proporcionáramos apoyo con estrategias de comunicación a largo plazo o no, era importante estar allí ese fin de semana. Era necesario conocer la región. Esta es una de las áreas más olvidadas y aisladas de Guatemala.

Así que al día siguiente estábamos listos para comenzar nuestro primer taller. Desayunamos y nos dispusimos a afrontar el calor, caminando desde la casa de los voluntarios hasta el centro de de la fundación de los Gutiérrez de Guatemala. Cincuenta niños de entre seis y doce años participaron en el dibujo de una representación de la naturaleza de forma individual, antes de dibujar juntos en conjunto, una instalación de arte en un lugar específico. Para ello, dividimos el grupo en pequeños equipos y asignamos a cada equipo un líder.

Dibujaron y volvieron a dibujar. Hablaron en q’echi y posaron para fotos con sus dibujos. Terminamos con una sesión de recopilación de sonidos de la naturaleza, juntos. Sus madres, mujeres locales, preparaban pizza desde cero en hornos de chimenea. Otra iniciativa de Li Ch’utam enseña a las mujeres nuevas habilidades como cocinar pizza artesanal.

Más tarde en la tarde regresamos a la casa de voluntarios. Necesitaba café y teníamos que empacar.

Una última mirada al Valle del Polochic

Conduciendo de Li Ch’utam a Izabal, el departamento vecino, verá montañas, caminos sin pavimentar y plantaciones. Estaba oscureciendo temprano: septiembre es especialmente húmedo, particularmente nublado. Fue casi como si hubiéramos dejado el sol atrás, en Li Ch’utam. A la derecha, una estación llamada “Soledad”, que significa soledad. Le tomé una foto; fue tan apropiado. Si no fuera por los puentes sobre el Polochic, sería muy difícil conectar con las comunidades del valle. Sería más difícil de lo que ya es brindar oportunidades a estos lugares de difícil acceso.

Y como estaba nublado, apenas podíamos ver el lago, desde la colina de la propiedad donde terminaría nuestro fin de semana. Lo que sí podíamos hacer, sin embargo, era nadar en la piscina de abajo, antes de una siesta rápida. Nos despertaríamos y continuaríamos las conversaciones sobre cómo la tecnología, la educación y las personas pueden ser puentes para el desarrollo sostenible.