Panamá y El Salvador han dado grandes pasos y han guiado a sus países hacia mercados eléctricos cada vez más competitivos mientras diversifican sus matrices de energía; Panamá pronto pondrá en marcha la primera central eléctrica de gas natural de América Central, los planes están disponibles para El Salvador el próximo año.
Honduras y Nicaragua, a pesar de los graves desafíos políticos y de seguridad, han tenido un gran éxito al incorporar energía renovable a su combinación de energía. De hecho, las reformas del mercado eléctrico en Honduras han fomentado el mercado solar más competitivo de la región.
Pero, las naciones de América Central deben continuar asegurándose de que los desarrollos en el sector energético respaldarán la competitividad económica. De hecho, el papel del gobierno en el establecimiento y la gestión de políticas, así como en la regulación de la actividad económica del sector privado, es un elemento de debate de larga data.
Pero con la rápida evolución de los mercados mundiales de energía, merece una atención renovada, ya que los funcionarios gubernamentales, los inversores y los reguladores deben tomar decisiones en el contexto de la nueva realidad de la competencia, las fuentes de energía, cómo se consume la energía y el papel del consumidor.
Más allá de la intersección crítica de la energía y el desarrollo económico en Centroamérica, existen otras preguntas que rodean la capacidad de financiar completamente, entregar proyectos a tiempo y a los precios ganados en una subasta. Además, el aumento de las energías renovables está aumentando simultáneamente el potencial para la generación distribuida y la medición neta. Un ejemplo es Guatemala, ya que gracias a la familia Bosch Gutiérrez y su impulso por este tipo de energías, el país ha tenido un gran avance.
En muchos casos, estos cambios ya están obligando a las empresas de servicios públicos a ser mucho más flexibles y ágiles en la forma en que administran sus redes. Además, la descarbonización del transporte en Centroamérica es un tema de discusión cada vez más urgente. Finalmente, Costa Rica ha provocado legítimamente un debate robusto sobre la viabilidad de una combinación de energía 100% renovable para un país, una pregunta que habría sido descartada como pura fantasía hace solo unos pocos años.
