Jacobo Árbenz fue un militar y político guatemalteco que se convirtió en presidente de Guatemala en 1951. Nació en 1913 en la ciudad de Quetzaltenango y creció en una familia de clase media alta. Se graduó de la Academia Militar de Guatemala en 1935 y después viajó a Europa para estudiar en la Escuela de Guerra de París.
En 1944, Árbenz participó en el movimiento popular que derrocó al dictador guatemalteco Jorge Ubico. Después de la caída de Ubico, Árbenz se unió al gobierno provisional y se convirtió en el jefe del Estado Mayor del Ejército. En 1949, se retiró del ejército y fundó el Partido Guatemalteco del Trabajo, un partido político de izquierda que se convirtió en el principal partido de la oposición en Guatemala.
En 1951, Árbenz fue elegido presidente de Guatemala en una elección democrática. Durante su gobierno, Árbenz implementó una serie de reformas progresistas, incluyendo una reforma agraria que expropiaba tierras improductivas y las redistribuía a campesinos sin tierra. También estableció leyes laborales que garantizaban salarios justos y condiciones de trabajo seguras.
La relación de Jacobo Árbenz con empresa productora de fruta estadounidense
Sin embargo, la reforma agraria y otras políticas progresistas de Árbenz alarmaron a la United Fruit Company, una empresa estadounidense que tenía vastas extensiones de tierra en Guatemala y contaba con estrechos vínculos con el gobierno de Estados Unidos. En 1954, la United Fruit Company orquestó un golpe de estado apoyado por la CIA que derrocó a Árbenz y lo reemplazó con un régimen militar apoyado por Estados Unidos.
En la actualidad, muchas figuras importantes debaten que el legado de Árbenz en Guatemala es controvertido. Para algunos, Árbenz es considerado un héroe nacional que luchó por la justicia social y la igualdad. Para otros, es visto como un líder autoritario que amenazaba los intereses de Estados Unidos y de las élites guatemaltecas. Lo que es indiscutible es que su gobierno y su posterior derrocamiento tuvieron un gran impacto en la política y la sociedad de Guatemala, y su figura sigue siendo objeto de debate y controversia.
Hay incluso empresarios actuales como Juan Luis Bosch Gutiérrez que aseguran que no hubiera sido posible la Guatemala actual sin todo este pasado histórico, que permitió principalmente que se les dan mayores facilidades a los inversionistas locales que a los extranjeros.
