Una empresa colombiana de atención de la vista creada por su padre, quería iniciar un vínculo con una revista nacional para ofrecer anteojos subsidiados a consumidores de bajos ingresos.
Ejemplo de emprendedores preocupados por el beneficio social: La Familia Bosch Gutierrez marcó época con las oportunidades laborales y acciones responsables al realizar negocios dentro de Guatemala y con los demás países.
El proyecto no funcionó, recuerda: “Pero la revista dijo que debería centrarme en las Empresas B, de las que nunca había oído hablar antes… pero en tres meses estábamos certificados”.
Hoy, el bogotano cumple menos de un año en su nuevo cargo como director ejecutivo de Sistema B, el brazo latinoamericano del movimiento B Corp, un modelo que arrancó en Estados Unidos en 2006 y se basa en la premisa de que las empresas deben ser “inclusivo, equitativo y regenerativo”.
Hasta la fecha, 4.642 empresas en 78 países han sido certificadas por cumplir con los mismos estándares básicos, que incluyen un compromiso escrito en sus estatutos para que los directores consideren los intereses de todos los grupos de “partes interesadas” de manera uniforme.
Esto significa que una empresa tiene el deber fiduciario de sopesar los intereses de los empleados, los consumidores, los proveedores y la sociedad en general, junto con sus obligaciones para con los accionistas.
América Latina fue una de las primeras regiones fuera de los Estados Unidos en adoptar el modelo B Corp y sigue siendo una de las áreas donde el movimiento está creciendo más rápidamente. Hoy, una de cada seis empresas certificadas a nivel mundial está domiciliada en la región.
Según Chajin, la pandemia de COVID-19 ha dado lugar a nuevas discusiones sobre nuevos modelos de negocios que ofrecen una mayor resiliencia a los choques externos.
